Nos convencemos a nosotros mismos de que la vida será mejor después de casarnos, después de tener un hijo, y entonces después de tener otro, cuando a nuestro esposo o esposa le vaya mejor, cuando tengamos un mejor auto o una mejor casa, cuando nos podamos ir de vacaciones, cuando estemos retirados….
Entonces nos sentimos frustrados de que los hijos no son lo suficientemente grandes y que seremos felices cuando lo sean.
Después de eso nos frustramos por que son adolescentes (difíciles de tratar). Ciertamente seremos más felices cuando salgan de esa etapa.
La verdad es que no hay mejor momento para ser felices que AHORA.
Si no es ahora? , Cuando? Tu vida siempre estará llena de retos.
..no hay un camino a la felicidad, La felicidad es el camino.
Así que atesora cada momento que tienes, y atesóralo más cuando lo compartiste con “alguien especial”, lo suficientemente especial para compartir tu tiempo, y recuerda que el tiempo no espera por nadie…
Así que deja de esperar hasta que termines la escuela, hasta que vuelvas a la escuela, hasta que bajes 10 kilos, hasta que tus hijos se vayan de casa, hasta que te cases, hasta que te divorcies, hasta el viernes por la noche, hasta el domingo por la mañana, hasta la primavera, hasta el verano, o hasta que mueras, para decidir que no hay mejor momento que este para ser feliz…
“La felicidad es un trayecto, no un destino.”
Si supiera que hoy fuera la última vez que te voy a ver dormir, te arroparía fuertemente en tu lecho y rezaría al Señor para que guardara tu alma.
Si supiera que esta fuera la última vez que te vería salir por la puerta, te daría un abrazo, un beso y llamaría de nuevo para darte uno mas.
Si supiera que esta fuera la última vez que voy a oír tu voz, grabaría cada una de tus palabras para poder escucharlas repetidamente e indefinidamente.
Si supiera que estos son los últimos minutos que te veré, diría “TE QUIERO “y no asumiría, tontamente, que ya lo sabes.
Siempre hay un mañana y la vida nos da otra oportunidad para hacer las cosas bien, pero por si me equivoco y hoy es todo lo que nos queda, me gustaria decirte cuanto te quiero y que nunca te olvidare.
El mañana no le está asegurado a nadie, joven o viejo. Hoy puede ser la última vez que veas a los que amas y porque no? también a esos que te enfurecen Por eso no esperes más, hazlo hoy, ya que si mañana nunca llega, seguramente lamentarás el día que no tomaste tiempo para una sonrisa, un abrazo, un beso tal vez para un perdón Y que estuviste muy ocupado para concederle a alguien un último deseo, un último favor.
Mantén a los que amas cerca de ti, diles al oído lo mucho que los necesitas, quiérelos y trátalos bien, toma tiempo para decirles lo siento, perdóname por favor, gracias y todas las palabras de amor que conoces.
Así, si mañana nunca llega, no tendrás remordimientos por hoy. Con mis más sinceros deseos de que tu felicidad crezca día con día y que Dios nuestro Señor te conceda tus más altos anhelos.
Muchas veces estamos rodeados de personas que influyen negativamente en las circunstancias que nos rodean, en los pensamientos, en las maneras de hablar y de hacer las cosas. Tenemos que escoger bien con quiénes vamos a transitar el camino de la vida. Usted es la única persona que puede decidir acerca de quién influenciará su vida. Si usted está rodeado de personas altaneras y orgullosas, al tiempo usted también será igual. Es importante escoger bien a nuestros amigos. Tenga cuidado con las influencias que está dejando entrar a su espíritu y a su corazón.
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¿Abuso de mis hermanos utilizándolos para mis fines o actuando con ellos de una manera que no quisiera para mí?
En la vida familiar: Hijo o hija. ¿He obedecido a mis padres, los he honrado o ayudado en sus necesidades espirituales o materiales? Padre. ¿He sido cuidadoso con la instrucción y la educación cristiana de mis hijos, de ayudarlos con mi buen ejemplo y por el ejercicio de mi autoridad? Esposo. ¿He sido fiel de corazón y de conducta?
¿Reparto mis bienes con aquellos que son más pobres que yo? ¿He defendido, en tanto me fuera posible, a los oprimidos, y ayudado a quienes se encuentran en la miseria? ¿He despreciado a los débiles, a los ancianos, o a los extranjeros?
¿He pagado mis impuestos?
¿En mi ejercicio profesional he sudo justo, activo, honesto, y servicial? ¿He pagado un salario justo a mis obreros o empleados? ¿He cumplido las promesas y condiciones contractuales?
¿He causado daño al prójimo y he sido injusto con él por juicios o teniendo sospechas temerarias, con maledicencias, calumnias o violación de secretos?
¿He violado la integridad física, la vida, la reputación, el honor del prójimo? ¿He dañado o me he apropiado de sus bienes? ¿He sugerido, persuadido o procurado un aborto? ¿Odio a alguien? ¿Estoy alejado del resto por riñas, insultos, cólera o enemistad? ¿He sido culpable de negarme a dar testimonio de la inocencia del prójimo?
¿He deseado de manera injusta o desordenada el bien ajeno o lo he robado? ¿He dañado a sus propietarios? ¿He sido cuidadoso en restituir el bien ajeno y en reparar el perjuicio causado?
Si mis derechos fueron vulnerados, ¿he estado listo al perdón, a la reconciliación y a la paz, por amor a Cristo, o he conservado voluntariamente el odio y el deseo de venganza?
La soberbia es una serpiente tan sutil y peligrosa, que ninguna persona en este mundo, está exenta de ser mordida por ella.
Es necesario velar y estar atentos, recordando lo que decía santa Bernardita: que muchas humillaciones nos dejan un poquito de humildad.
Hay muchas personas que sueñan con magníficos viajes y emocionantes aventuras en países lejanos y remotos.
Esos viajes los puedes realizar sin necesidad de salir de tu hogar.
Dios nos ha dado dos oídos para escuchar y una boca para hablar. Sin embargo, hay personas que encuentran serias dificultades para escuchar, serena y profundamente, lo que les quieren comunicar sus cónyuges, sus hijos, sus hermanos de comunidad u otras personas.
Bienaventurados quienes entregan a Dios su tiempo, para escuchar lo que necesitan decir sus padres, sus hermanos, sus cónyuges, sus hijos, sus amigos… porque a ellos Dios les prestará toda su atención para escucharlos también a ellos.
Cuando alcances el éxito deseado, ten presente que si Dios no está a lo largo de todo el recorrido, entonces, será un camino en el cual no encuentres una paz permanente.
Piensa con frecuencia en el Señor. Que Él inspire las pequeñas y las grandes acciones de este día. Pon todas tus obras en sus manos y deja que Él te guíe con su Divina Inspiración, pues Él, mejor que nadie, sabe lo que más te conviene.
Hay quienes aun siendo personas muy devotas, tienen una mentalidad casi mágica y corren detrás de las apariciones de Jesús y de su Madre.